Por Héctor Tizón
Desde principios de año hay casi seiscientos casos de cólera registrados en Jujuy.
Para muchos, la epidemia de cólera que azota desde el año pasado el noroeste argentino llega de otros países. Para el autor de esta nota es un producto local, resultado inevitable de la pobreza y la desprotección de la gente.
Desde que el cólera asomó la cara en esta región, ha pasado más de un año. Desde el 1 de enero hasta hoy, hay casi seiscientos casos registrados y un par de docenas de muertos. Como antes, ahora el Gobierno demuestra sus buenos sentimientos tratando de disimular, molesto, la absurda o escandalosa irrupción de un estigma del Tercer Mundo, como si el regusto de una pesadilla perturbara el voluntarioso ensueño nacional de los pocos, o el de los demás, el de las revistas de y para “ricos y famosos”, de cuyo esplendor nos beneficiaremos todos, sin duda, y en el cual los hábitos y los días transcurren sin dificultad y todo marcha bien y todo irá mejor.
El cólera, la pobreza y la incuria van de la mano y son aquí ubicuos. El Presidente y sus ministros han acudido a Perico —curioso designio—, se han retratado junto a un pobre infeliz deshidratado y han regresado, raudos. Dejando, eso sí, algún dinero y algunas recomendaciones asépticas. Quizá no hayan leído, o hayan despreciado por agorera, la nota de un modesto diario local que decía: “Todo el noroeste argentino se ve afectado por la desocupación producida por la paralización industrial, el receso de la actividad minera, la crisis azucarera y del tabaco, y los graves problemas por los que atraviesa la producción frutihortícola, provocada por la introducción de productos del Brasil, Chile y el Paraguay, que tienen costos distintos e inferiores a los argentinos.”
En un dispensario de campaña encuentro a una joven médica asistiendo a un niño y cuando yo asomo sale un cura. Afuera, debajo de un árbol, esperan un hombre y una mujer sin edad y otros niños, silenciosos. Pregunto y ella dice que necesita más suero y no lo tiene. Zumban las moscas en la siesta. Por decir algo, también pregunto acerca del cura. “Ha venido a rezar”, dice. La joven médica quiere sanar al enfermo; el cura quiere asistirlo para una vida futura. Los que están esperando afuera, debajo del árbol, no dicen nada. Esta gente, sin pensarlo, racionaliza el sufrimiento, le da un sentido, por eso se resigna. Pero la miseria no es beneficiosa. La experiencia del dolor puede ser fecunda pero no lo justifica.
Fronteras
Por los medios se desliza la información de que la peste no proviene sólo de la falta de agua potable, redes cloacales o de la miseria y el abandono sino que viene de Bolivia. Eso encaja en el discurso oficial, que tiene abolengo desde el alto medioevo. Por esta causa se cierra la frontera, se nos pone en cuarentena, se decreta la expulsión de una caterva de desgraciados sin papeles y se nos fumiga. De pronto dejamos de ser los “hermanos de tierra adentro” y somos todos extranjeros. El cólera se eleva a la dignidad de destino o condición de nacimiento y el hombre muere desintegrándose en aguas y vuelve a ser lo que fue. Pero ni aun así el infortunio muestra el torvo rostro de la rebelión —como debiera si el dolor no amortiguara los resortes— sino el de la muerte preasignada, el de la marchita ternura del corazón.
En la botica del pueblo, adonde he ido a comprar unos ungüentos, encuentro a una vieja que suele proveer tal casa y otras de carne de chivos. Dice que ya no la traerá, porque se la quitan los gendarmes. “¿Qué hacen con ella?”, pregunto. “Se la comen ellos”, dice, como si hablara de un fenómeno natural. “Usted que sabe de remedios —pregunto al boticario—, ¿qué piensa que haremos?” Él se encoge de hombros y dice que nada. Luego dice: “Uno nace como puede, crece, trabaja, ama un poco, porque el mundo sin amor es un mundo muerto, se casa, envejece y muere como sea. Eso es todo.”
Yo pienso en los extranjeros expulsados de esta tierra lejana, afectada por la desocupación, el atraso, la incuria y ahora la peste. ¿Nos tendremos que ir todos? ¿Tendremos que elegir entre el bienestar o la soledad riesgosa y la vergüenza? Pero nada en el mundo vale la pena que uno se aparte de lo que le es propio.
Clarín, noviembre de 1990.
Análisis del sistema enunciativo del texto “La peste es extranjera”.
1) Deixis personal y apelativos
En este apartado se analiza cómo el discurso construye las “imágenes” del sujeto de la enunciación, de sus enunciatarios (explícitos o implícitos) y de las otras personas que intervienen en el esquema enunciativo.
El texto se inicia con referencias de tercera persona (“el Gobierno”) que, como se sabe, no es deíctica, salvo negativamente (en el sentido de que indica que no se está mencionando ni a la primera ni a la segunda persona, que sí son deícticas puras). Pero el primer párrafo termina mencionando a una primera persona del plural: “nos beneficiaremos todos”. Más allá de su sentido irónico (que se desprende de toda esa parte del texto), se trata de un nosotros de alcance máximo (equivalente a “nosotros, los argentinos”).
Más adelante (tercer párrafo), aparece una primera persona singular (“encuentro”, “yo asomo”, “pregunto”), que remite al enunciador del texto, comentador o narrador (ver punto 4). Después del subtítulo “Fronteras”, esa primera persona se incluye en un plural cuyo alcance es menor que el anterior (exclusivo): “se nos pone en cuarentena”, “dejamos de ser”, “somos todos extranjeros”; se refiere a los jujeños o a los habitantes del norte del país.
En el siguiente párrafo hay un segmento dialogado (ver punto 4) donde el narrador se dirige a un enunciatario representado, el boticario: “Usted”, “sabe”, deícticos puros.
No hay marcas explícitas (lingüísticas, deícticas) de un enunciatario de todo el texto. Se puede reconstruir a partir de su sentido general, del lugar de publicación y del contexto situacional: el autor se dirige a todo el pueblo argentino (los lectores del diario), e indirectamente al gobierno y sus partidarios, desde la perspectiva de un habitante del norte que se siente injuriado y menoscabado en sus derechos. También, sobre todo en el párrafo final, por las preguntas en esa primera persona del plural ya utilizada antes, se puede entender que se dirige a sus propios coterráneos, afectados por la situación.
Los apelativos son numerosos, y todos de tercera persona (delocutivos), es decir que no son deícticos. Pero suelen tener un gran contenido predicativo y, a veces, indican relaciones sociales. “El Gobierno”, “el Presidente” y “sus ministros” pertenecen al mismo campo semántico y aparecen como directos responsables de la situación descrita en todo el texto. Se podrían agrupar también con los “ricos y famosos”, “el cura”, “los medios”, “los gendarmes”. Del otro lado (seguramente el del autor): “pobre infeliz deshidratado”, “una joven médica”, “un hombre y una mujer sin edad”, “otros niños”, “los que están esperando afuera”, “caterva de desgraciados”, “hermanos de tierra adentro”, “una vieja que suele proveer mi casa...”, “el boticario”. Estos campos semánticos se podrían ampliar con el agregado de los subjetivemas, que se agrupan de manera similar (ver punto 5).
2) Deixis espacial (o localización/situación espacial)
No es abundante en el texto, pero sí muy importante para su significado total. De entrada hay una forma deíctica muy clara: “en esta región”, se refiere al noroeste y sitúa al enunciador en ella. A esa región se refiere el “aquí” del principio del segundo párrafo. Notar el “ha venido”, de la joven médica, y después el “viene de Bolivia” (venir, verbo de movimiento, generalmente de función deíctica). Al final aparece otro deíctico similar al primero: “en esta tierra lejana”. Indudablemente, esta situación geográfica es esencial para el texto, porque en ella gira todo su sentido y se ubica el enunciador (independientemente del lugar en el que escribe realmente el autor Tizón, cosa que no podemos saber), identificándose con ella y sus sufrimientos. (Como dice en el final: “Nada en el mundo vale la pena que uno se aparte de lo que le es propio.”)
Hay otras localizaciones espaciales, pero son cotextuales o absolutas (no deícticas): “Tercer Mundo”, “Perico”, “el noroeste argentino”, “Brasil, Chile y el Paraguay”, “en un dispensario de campaña”, “afuera, debajo de un árbol”, etc.
3) Deixis temporal (o localización/situación temporal)
Está muy marcada, aunque más por verbos que por otros elementos, y quizás no tiene tanta relevancia semántica como la deixis espacial. “Ha pasado más de un año”, “Desde el 1 de enero hasta hoy”: limitan un período que llega hasta el momento mismo de la enunciación, para contabilizar las muertes que el cólera produjo. (Si se contaran ahora, mayo de 2002, el tiempo sería otro; y las muertes también.) “Como antes, ahora”, establece un paralelismo, o más bien la continuidad en la (in)acción del Gobierno: “ahora la peste” (último párrafo) es el resultado de esa política. “Nos beneficiaremos”, “todo irá mejor” señalan hacia un futuro (posterioridad), pero el sentido es claramente irónico.
Más adelante, una serie de verbos relatan acciones recientemente llevadas a cabo por los gobernantes, es decir, anterioridad (ver punto 4). Sin embargo, el tiempo predominante es el presente, en grado cero del comentario (simultaneidad con el tiempo de la enunciación). En los párrafos finales aparece un futuro, ya no irónico sino interrogante y angustioso: “¿qué piensa que haremos?”, “¿tendremos que elegir...?”.
4) Alternancia mundo comentado/mundo narrado (sistema de tiempos verbales)
Se trata predominantemente de un comentario, por la fuerte presencia del sujeto enunciador en sus enunciados (deixis de primera persona singular y plural, apelativos, subjetivemas, modalidades) y por los tiempos verbales que lo caracterizan. Hay abundancia de tiempo presente en función de grado cero del comentario: “el Gobierno demuestra”, “van de la mano y son aquí ubicuos”, “Yo pienso en los extranjeros...” La anterioridad está marcada canónicamente por el pretérito perfecto (se trata de un escritor y, por añadidura, del interior del país, donde suele usarse correctamente esta forma general del español): “ha pasado”, “han acudido”, “se han retratado”. También aparece la posterioridad con el futuro simple, ya marcado en el punto 3. El autor, así, da su opinión sobre la situación actual, pero también la relaciona con sus antecedentes inmediatos y se pregunta sobre el futuro incierto.
Sin embargo, ese comentario enmarca otro tipo de enunciados que lo fundamentan. Hay relato, pero está en presente histórico (o narrativo). Se trata del párrafo que va desde “En un dispensario...” hasta “... no dicen nada”.
Además, ese mismo párrafo termina con un ejemplo de presente genérico: “La experiencia del dolor puede ser...” El texto mismo termina también con el mismo recurso: “Nada en el mundo vale la pena...” En ambos casos, el autor enuncia su opinión en forma de “máxima”, es decir, como consejo o verdad basada en una experiencia profunda y que se propone como universal. El presente genérico también aparece en la opinión del boticario, dentro del segmento dialogado del anteúltimo párrafo.
Hay algunos enunciados que pueden leerse como descriptivos, sobre todo en la escena del dispensario. Si bien en general predomina la dimensión dinámica del relato, éste está matizado por la dimensión estática (típicamente descriptiva) que tiene toda la escena: “Afuera, debajo de un árbol...”, “zumban las moscas en la siesta”.
5) Subjetivemas y construcción de campos semánticos
Ya se sugirió una forma de organizar los significados del texto, para su interpretación global, a partir de los apelativos empleados por su autor. También, es evidente que, por tratarse de un comentario, habrá un alto índice de subjetividad. El autor no pretende ser “objetivo”, ni en un sentido científico ni en un estilo periodístico; no da cifras exactas, ni abunda en fechas o datos comprobables. Prefiere la anécdota o la experiencia personal, expresar claramente sus opiniones, la ironía al principio (ver “Polifonía”), las preguntas retóricas al final.
Un campo semántico está organizado alrededor de lo que sería el “discurso oficial”, expresado en los medios y divulgado desde el Gobierno. Este demuestra sus “buenos sentimientos”, tratando de “disimular” la “absurda” o “escandalosa irrupción” de un “estigma del Tercer Mundo”, que interrumpe un “voluntarioso ensueño nacional”. Aquí podría organizarse el otro campo semántico, el de la gente común y real que se muere de cólera, la “pesadilla”: “miseria”, “abandono”, “el hombre muere desintegrándose”, “infortunio”, “sufrimiento” que se “resigna”, “la experiencia del dolor”, “muerte preasignada”, “marchita ternura del corazón”.
(Queda como tarea ampliar estos campos semánticos con otros elementos, no clasificables como evidentemente subjetivos.)
NOTAS:
1. El análisis anterior sólo es un “modelo posible”, una sugerencia para agrupar los datos obtenidos en el reconocimiento y la descripción de los elementos estudiados en clase, y redactar un informe sobre ellos. No debe tomarse como modelo absoluto y mucho menos memorizarse. En general, memorizar o copiar las expresiones de un autor (aunque sea el docente de la comisión) no es ninguna garantía para aprobar el parcial o el curso. Más bien, todo lo contrario.
2. No hacer esquemas ni marcar en el texto (salvo para uso personal; el docente no lo tendrá en cuenta): redactar.
3. Recordar definir cada concepto que se utiliza, desde el punto de vista teórico, antes de aplicarlo al texto como ejemplo.
Prof. Pablo Valle.
Una pregunta, entran en el parcial los dos textos? El de "La enunciación visual" de Alessandria y el de "La enunciación en la imagen" de Paolo Fabri ?
ResponderEliminarSubjetivemas y construccion de campos semanticos no lo vimos en clase, va para el parcial?
ResponderEliminarCreo que no!
Eliminarbuenas tardes profe, yo curse el primer cuatrimestre con usted los horarios lunes y jueves de 7 a 9, queria saber como puedo hacer para firmar libreta
ResponderEliminarHola. Justamente mañana jueves 15 desde las 8.30 vamos a estar en el Dto. Docente y en las aulas, firmando. No es personal, puede venir alguien por vos. Saludos.
ResponderEliminarBuenas tardes, soy alumna remanente y quería saber si ya hay una fecha estimada para el final de diciembre, o si será publicada más tarde. Muchas gracias
ResponderEliminarHola. O miércoles 12 o sábado 15 de diciembre ambas fechas a las 9. Saludos .
ResponderEliminarHola profesora, qué tal? me llamo Milagros Capizzano, cursé Semiologia con usted los lunes y jueves de 11 a 13h. Hoy tuve que ir al medico y no pude pasar a buscar mi nota del segundo parcial, entonces no sé si tengo que recuperar, si voy a final, o si, en el mejor de los casos, pude llegar a promocionar. ¿Cómo puedo hacer para saber mi nota? Dado que estoy estudiando para un final de otra materia, si me pongo a estudiar semiologia por las dudas y despues no es necesario recuperar, pierdo mucho tiempo. Fui por la tarde a Ciudad Universitaria y no la encontré. Por favor, si puede darme una respuesta lo antes posible le agradeceria muchisimo.
ResponderEliminarHola maria! Curse semiologia el primer cuatrimestre los dias lunes y jueves de 7 a 9 hs, y di el final, pero como no lleve la libreta el dia que fui a rendir no pudiste firmarla. Quería saber que días y horarios das clases en la fadu, o en que momentos tenes un espacio este mes para acercarme a que por favor puedas firmarla. Muchas gracias!
ResponderEliminarHola, curso los lunes y jueves de 7a9 y el jueves pasado no pude ir a buscar mi nota, hoy fui y hablé con la cordinadocoo de cátedra me dijo que las notas las tenes vos, quería saber si me la podías decir, espero tus respuestas y muchas gracias
ResponderEliminarHola profesora Maria Barreiro sabe algo respecto al final del dia sabado?
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